La soledad no deseada no se debe entender como una simple falta de compañía ya que se trata de un padecimiento subjetivo que muchas veces no coincide con la soledad física.
Implica una experiencia profunda de desconexión emocional, afectiva y social que se relaciona con la aparición o agravamiento de trastornos físicos y psicológicos, el deterioro en la calidad de vida y un aumento del riesgo de muerte prematura.
“Técnicamente la soledad no deseada se define como la brecha que hay entre la expectativa personal de tener relaciones emocionales y afectivas que me resultan satisfactorias y aquellas que en realidad termino teniendo. Esa brecha tiende a crecer con el paso de los años”.
De todas formas, la soledad no deseada no es una patología en términos de salud mental, aunque sí puede derivar en sintomatología de este tipo. “A lo sumo podemos decir que es una patología social, ya que estamos abandonando un sector de la población”.
“A veces se habla solamente de la perspectiva de derechos humanos o la perspectiva de género y la idea es empezar a incluir la perspectiva de personas mayores en todo lo que hace a la política pública”.