Las consecuencias para Argentina incluyen riesgos concretos en infraestructura tecnológica y comunicaciones. Los satélites que orbitan sobre el país reciben dosis más altas de radiación, aumentando la probabilidad de fallos técnicos que podrían afectar servicios de GPS, telecomunicaciones y pronósticos meteorológicos. Además, las tripulaciones aéreas y pasajeros en vuelos comerciales de latitudes elevadas enfrentan una exposición ligeramente mayor a rayos cósmicos en la zona donde el escudo magnético es más débil.
La NASA ha advertido previamente sobre los efectos de esta anomalía en la Estación Espacial Internacional, que debe apagar equipos sensibles al atravesar la zona para evitar daños por radiación. Aunque los científicos no emiten una alerta roja inmediata, advierten que si la AAS continúa expandiéndose podría complicar futuras misiones espaciales y alterar el equilibrio del campo magnético global, potencialmente exacerbando los efectos de tormentas solares sobre la región.