Miguelina Fredes Sarasola se hizo conocida en todo el país por una polémica que cruzó el aula con las redes sociales: la docente de Campana que vendía contenido erótico.
Aquella “necesidad” que la llevó a exponerse en plataformas para adultos le generó una ganancia que superó ampliamente su sueldo dentro del aula: “Cobro $700 mil como maestra. Tengo claro que puedo hacer esa plata por día vendiendo contenido”, dijo a TN.La historia de la maestra saltó a los medios en 2022, cuando un grupo de padres de alumnos de la Escuela Normal N°30 de Campana pidió su renuncia luego de que se hiciera público su perfil vendiendo contenido erótico y su postulación para Gran Hermano.
La presión y el “hostigamiento de los papás” la obligaron a tomar licencia y, eventualmente, a priorizar la venta de fotos y videos por una cuestión meramente económica.
Sin embargo, con la angustia y el hastío a cuestas, solo tiene un pedido desesperado: un empleo formal que le permita dejar atrás los masajes y las videollamadas eróticas.
A pesar de tener cinco títulos en su haber, que van desde docente, especialista en enfermedades psiquiátricas, hasta estudios en hotelería y turismo, Miguelina se siente “discriminada” y con las puertas laborales cerradas por el estigma de ser la “seño hot”.
Hoy, la distancia le permite reflexionar sobre la dolorosa paradoja: “No me arrepiento de haberlo hecho, porque fue por una necesidad. Pero me produce angustia el pensar que todo lo que estudié y todos mis títulos no sean valorados. Que sea más valorable vender un contenido erótico, ganar más con eso, que lo otro. Está todo muy mal, no puede ser que gane más con eso que con la escuela”.
La docente, que aún conserva su cargo con tareas administrativas, expone su profunda indignación: “Me parece injusto que se me pague más por el cuerpo que por el esfuerzo o los estudios que tengo. Me pregunto para qué estudié tanto. Para qué tanto esfuerzo, dónde queda todo eso. No puedo ser yo, ¿todo gira en torno a lo sexual? Yo no soy solo eso”.